Y tu mirá se me clava en los ojos como una espá, se me clava en los ojos como una espá. De amores llora una rosa de amores llora una rosa y le sirve de pañuelo una blanca mariposa. De tanto volar sedienta de tanto vuelo en un charco de agua clara la alondra se bebe el cielo ay, ay. Aquella tarde de abril te dije vente conmigo y no quisiste venir y no quisiste venir no te quisiste venir. Y tu mirá se me clava en los ojos como una espá se me clava en los ojos como una espá se me clava en los ojos como una espá. Y tu mirá se me clava en los ojos como una espá y mi tren de alegría se va se va y no tengo más sueño que tu mirá. Y tu mirá se me clava en los ojos como una espá grillo de mis tormentos, rosa tronchá cuando sueño tus ojos de madrugá. yo no puedo apartarme de tu mirá.
Lole y Manuel fueron matrimonio y pareja musical de flamenco
formada en 1972, padres de la cantante Alba Molina.
Fueron uno de los primeros exponentes de música flamenca dirigida a un público no exclusivamente flamenco, siendo precursores de la corriente musical llamada nuevo flamenco. Dolores Montoya Rodriguez - Sevilla 1954
Navegando voy por mi silencio, una carga de fichajes y escayolas, una palabra escrita en el desierto, una muerte interrumpida en cada hora y ese silencio macho hasta la frente me hace saltar la brisa de las manos, me hace volcar mi entraña de repente y voy pariendo cantos como clavos. Quiero atrapar del pelo la mañana, quiero exprimir el cielo y que despierte de esa quietud gravosa y casquivana, quiero salvar la fuerza de los dientes para cantar de cerca, cantar de cerca y gritar alto que hacen falta equipajes en la gente. Y es que el canto que no sirva para todos, ese canto que ni abrigue ni despierte es un lujo inaceptable por sí sólo, es una pompa de jabón sobre un susurro, es un paso en el vacío, es un hueco, la cienmilésima parte de un murmullo. Porque el que canta bajo canta solo y es el suyo un canto para adentro, y racionan la voz y dan un poco, y así transforman demandas en lamentos; y a mí me faltan horas y sobran silencios no quiero poner volumen a mi canto, no puedo cantar bajo sin desprecio, no puedo cantar solo, no tengo tiempo.
Aún antes del agua y de conocerte incluso, yo tenía, pero ya no. ni siquiera... mi porvenir incierto, mi equipaje, mi caminar, mis pasos, mi paisaje mi enterramiento entero, mi calvario, mi dialecto portuario, mi apalabrada historia, mi garganta, mis poemitas, mi esperanza. La dolorosa farsa de mis rosas, mi encarcelado cielo de la boca, mi tren de olor, mis pasiones, mis posturas, mis locuras e ilusiones, mi adivinanza entera, mis rincones, la verdad de mis otros amores. Mis amigos, mi vino, mis envidias, mis asquerosas poses y mentiras, todas las amapolas y los planetas, el espacio y sus maquetas, todas mis noches bellas, las estrellas y la luz que puse en ellas. Todo mi cuerpo entero y mis poetas, mi piel, mi abrazo amargo, mis muñecas, todo esto, que antes sólo era mío, tu lo has llevado y lo he perdido, yo lo he perdido, desde que te veo, desde que te espero, desde que te deseo, desde que te quiero. Patxi Andion
No me dejes tus sueños que por soñarte he perdido mi sueño y sueño aparte este sueño que sueño para soñarte. No me dejes tus ojos que por mirarte he perdido mis ojos y no he de hallarte si no encuentro otros ojos para soñarte. No me dejes tus manos que por rozarte he perdido las manos de acariciarte sólo pide mi mano para soñarte. No me dejes tus besos que por besarte he perdido mis besos en cualquier parte y sueño que te beso para soñarte. No me dejes tu enojo que al enojarte me lastimas de enojos, me duele amarte y tu enojo es mi enojo para soñarte. No me dejes que deje de perdonarte para que no me dejes, voy a dejarte. Déjame que te deje para soñarte. Alberto Cortez
Si nos dejaran caminar por las cornisas de la vida sin temer a la aventura inesperada, sin andar buscando siempre una salida.
Si nos dejaran perfumarnos con la rosa de los vientos y aferrados a la cruz de un barrilete elevar al infinito los intentos. Si nos dejaran simplemente decidir nuestro destino, y que sirvieran solamente las espadas para no dejar en paz a los molinos. Si nos dejaran exilarnos de los ritos y las formas y encontrarnos en el centro del asombro con el vuelo magistral de una paloma. Pero un rayo de anti-luz nos amenaza, como un mágico pastor, nos arredila nos convence poco a poco, nos enlaza y al final, como corderos nos esquila. Si nos dejaran algún día respirar el aire puro y beber el agua clara de la fuente y esperar sin hipotecas el futuro. Si nos dejaran despegar alguna vez las etiquetas, que saltaran por los aires la arrogancia, las envidias, privilegios y caretas. Si nos dejaran por inútil desterrar la prepotencia, que ocupara su lugar, sin condiciones, si es que vive todavía, la inocencia. Porque el rayo de anti-luz sigue presente, tan presente que se ha vuelto imprescindible; manipula las costumbres de la gente, convirtiendo lo posible en imposible. Si nos dejaran los que tienen en sus manos "la manija", honorables salvadores de la Patria... traficantes... caraduras... sabandijas... Si nos dejaran abrir las puertas de par en par, para intentar sencillamente vivir. Alberto Cortez
Te llegará una rosa cada día que medie entre los dos una distancia, y será tu silente compañía cuando a solas te duela la nostalgia.
Te llegará una rosa cada día augurándote tiempos de ventura, compañera total del alma mía, propietaria de toda la ternura. Quisiera ser un mago fabuloso para trocar las rosas por estrellas, ponerlas en tu almohada sigiloso y que iluminen tu sueño todas ellas. Te llegará una rosa y la mañana será para "vivirla" entre comillas, tu alma escapará por la ventana de tu orilla volando hasta mi orilla. Aquellos que no tienen fantasía no pueden entender, es muy complejo, que acorta la distancia cada día recibir una rosa desde lejos. Te llegará una rosa, y día a día será como quitarle al calendario, las hojas que nos faltan todavía para dejar de ser dos solitarios. Te llegará una rosa cada día, que medie entre los dos una distancia, y será tu silente compañía cuando a solas te duela la nostalgia. Compañera total del alma mía propietaria de toda la ternura.... Alberto Cortez
La abuela era antigua, loca,
hablaba siempre de un tiempo de risas, de rondas,
romanticismo pasado de moda.
De un amor de esos, prohibido, que en un papel rosa,
le hablaba de lagos, de estrellas, de cisnes, mariposas,
De un amor de esos, marchito, que entre las lloradas
y amarillas hojas,
de un libro de Becquer o de Nervo,
esperaban en aquellos tiempos,
a que sus quince años,
se vistieran de novia.
Largo traje de luna su imaginación bailaba,
con azahar de suspiros y la sencilla toca del viento por su pelo. Y toda la fragancia de su voz en la boca.
Así rendida se dormía,
apretando aquel libro,
con poemas de Becquer o de Nervo.
La abuela era antigua, loca,
rezaba el rosario siempre a la misma hora, en que decía,
el crepúsculo crucifica al Cristo de luz, que nos deja la aurora,
cinco padrenuestros, un avemaría, un credo, un salve, un gloria,
en el nombre del padre se santiguaba a solas,
y después de contarnos de Caperucita, la desobediente,
de Aladino, su lámpara, el genio y el hombre de la bolsa,
nos juntaba las manos antes de dormirnos,
para que aquel Tatita Dios, aquel del dedo roto y la oxidada aureola,
nos bendiga los sueños y nos haga más buenos.
Tenía un no sé qué de brisa, su canción acunadora.
Bueno el caso es que la abuela no estaba en la cosa,
a ella le bastaban cien pesos y un San Cayetano,
para colgar la suerte arriba de las puertas
o un trapo caliente para los catarros,
o esa hoja de eucalipto adentro de un tarro,
arriba de la estufa,
o la bufanda aquella, que le pedí que me tejiera,
en azul y amarillo,
para llevar los lunes, cuando ganaba el Boca,
que me afanó el Pelao, que era hincha del River,
y bueno él no tenía una abuela que le teja otra.
La abuela se fue poniendo blanda, vio, vio cosas de viejos,
que si están fuertes los discos, que si fuma mi novia,
que las flores de plástico no son como las otras, que el amor de hoy en día, no es más que sacarse la ropa
y juntar la carne sola,
que al estar más vacio, se lo llama experiencia. que las mujeres de antes, parián veinte hijos,
sin que les dieran clase parteras psicólogas, loca.
La abuela era antigua, loca.
un día se puso a hablarnos de Cristo,
a nosotros Cristo, que antigüedad,
nosotros que en el café habíamos hecho toda una teoría,
para salvar al hombre del hombre,
que éramos una juventud informada,
que habíamos leído a Freud, cuatro o cinco hojas, ! Cristo !
Un día que pasábamos frente a la Facultad, le dije,
oiga, abra los ojos,
mire, mire las paredes,
mire, mire como se lucha ahora,
me contestó la simpleza,
hijo, el hombre siempre ha luchado de esa forma y de otras.
La abuela era antigua, bueno casi loca,
si vieran que paz que tenía en la cara y en las manos.
Yo no sé por qué de nuevo volví a sentir miedo del hombre de la bolsa,
del lobo de Caperucita,
es que existen, si, si, si existen,
la de Aladinos que encontré dueños de las lámparas,
si vieran la de genios que se inventan.
También la vida me dio un amor de esos, que en un papel rosa,
me hablaba de lagos, de estrellas, de cisnes,
que imposibles cosas.
Y hoy que tengo un alma como un libro,
con poemas de Bécquer, de Nervo o de Lorca,
guardo como un lirio seco,
el recuerdo de aquella abuela antigua,
de aquella abuela loca,
marcándome la página, de las cosas sencillas
que no están de moda.
Este gris que pone lluvias en el país de mis manos,
cuando rompo entre los puños los cristales de mi llanto.
¿Quién lo pintó.?
¿Y quién pintó la distancia color pañuelo lejano,
como un ala de paloma que va muriendo despacio, despacio.?
¿Quién me pinto esos amigos, rojos de vino, azules de canto,
los que destiño el olvido cuando el vino anduvo escaso.?
¿Quién me pintó la alegría con una mujer al lado,
color de Dios la ternura de un hijo nuestro en sus brazos.?
¿Quién me pintará la muerte de padrenuestros y salmos
cuando me quede a vivir en el color de algún pájaro.? No he de quejarme del negro, del dolor y el desencanto,
que siempre sirve lo oscuro, para poder ver más claro.
Hija, perdóname los sueños
que me ausentan siempre,
que me llevan lejos,
que abaten mi frente,
que me vuelven viejo.
Hija, la vida era en serio,
yo tengo la culpa,
por ser tan ingenuo.
creo en el amor,
y por él te tengo.
Hija, en un día de estos
te dirán algunos,
que he perdido el tiempo,
que he sido un iluso.
ríete de ellos.
Ya verás cuando ames y sientas muy dentro,
la embriaguez tremenda
de los sentimientos.
cambiarás la vida,
por la paz de un beso.
Hija, siendo por amor,
hasta el pecado es bueno.
Cintas amarillas - Laura
Os dejo otro vídeo con otra de sus canciones que también me gusta mucho, espero que a vosotros también.