Ilusiones


"No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don.
Busca los problemas porque necesitas sus dones."

"Justifica tus limitaciones y ciertamente las tendras"

Richard Bach - Ilusiones

jueves, 27 de octubre de 2022

LA LEYENDA DE LA FLOR BLUEBONNET

UNA ANTIGUA LEYENDA DE TEXAS


Los comanches más ancianos cuentan que hubo un tiempo lejano en que el Gran Espíritu se enfadó con su pueblo. Sufrieron una terrible inundación, que fue seguida de una gran sequía. Los campos secos no producían alimentos, los guerreros estaban tan débiles que no tenían fuerzas para salir a cazar búfalos. La comida escaseó y las gentes de las tribus de Texas empezaron a morir.


Tocaron tambores, bailaron danzas, entonaron canciones y rezos pidiendo la lluvia. Pero sus ruegos no fueron escuchados. Los veranos fueron tan ardientes que terminaron de achicharrar los cultivos. Nubes de polvo ahogaban a niños y a ancianos. El invierno los castigó con ventiscas inclementes. Sin agua que beber, murieron tantos que nadie fue capaz de recordar su número. El consejo de ancianos se reunió una noche en torno al fuego. Después de una larga deliberación decidieron enviar al chamán a las montañas para parlamentar con el Gran Espíritu. Tres días después, regresó y contó a su pueblo que éste estaba enojado con ellos por su egoísmo. Sólo había una forma de penar por sus males, y era mediante una ofrenda. Cada uno de ellos debía renunciar a su posesión más estimada. Encenderían una hoguera y esparcirían las cenizas al viento para que su dios se congraciara con ellos.

Hombres y mujeres hicieron lo que se les pedía, renunciaron a sus posesiones más queridas, que ardieron en una enorme hoguera.


En uno de estos poblados vivía una niña de unos siete años, nadie sabía su verdadera edad porque había sido recogida por la familia de un guerrero, ya que todos los suyos habían muerto durante la hambruna. La llamaban La Que Está Sola, aunque en realidad no lo estaba pues todos cuidaban de ella.


La niña poseía muy pocas cosas, su tesoro más preciado era su muñeca. Su abuela la había hecho para ella, vistiendo su cuerpo de piel de búfalo relleno de paja. Había pintado los ojos con zumo de bayas, que alegraban su rostro de cuerno pulido. Tenía unas bonitas trenzas de crin de potrillo, decoradas con las plumas de un pájaro azul. La Que Está Sola amaba aquella muñeca porque era el único recuerdo que le quedaba de sus seres queridos. Abrazarla cuando dormía la unía a su familia, que descansaba en la Tierra de las Cacerías Felices, adonde iban las sombras de todos aquellos que habían muerto.


Aquella noche, lloró mucho, procurando no hacer ruido para no despertar a su familia de adopción. Las lágrimas empapaban su rostro porque sabía lo que tenía que hacer. Con sigilo, salió del tipi y recogió en un cubo unas ascuas de la hoguera de las ofrendas. Subió a la colina y, ayudada por unas ramitas, avivó el fuego. Tomó su preciada muñeca y alzó la voz hacia el cielo:


—Oh, Gran Espíritu. Aquí tienes mi muñeca. Es lo único que tengo y lo que más quiero. Envía la lluvia.


La tiró a la hoguera y se sentó a verla arder. Su corazón triste se confortaba con la idea de la gente que iba a morir si no llegaba la lluvia. Esperó despierta hasta que las brasas se apagaron. Cuando estuvieron frías, cogió dos puñados de cenizas y giró sobre sí misma, esparciéndolas a los cuatro vientos. Era tan pequeña que, rendida como estaba, se quedó dormida sobre la hierba reseca.


Al alba, cuando despertó, La Que Está Sola no podía creer lo que veía: llanuras y laderas, toda la tierra que alcanzaba su vista estaba cubierta de flores del mismo color que las plumas que decoraban el cabello de su muñeca.


La tribu, que ya la buscaba, se alegró al verla llegar y salieron a su encuentro. Ella temía que la riñeran por haberse escabullido en plena noche. Les contó lo que había hecho y todos supieron que aquel manto de flores azules era un regalo del Gran Espíritu, el premio a su sacrificio.


Pronto comenzó a llover, las tribus bailaron felices. Desde aquel día, los comanches la llamaron La Que Ama A Su Pueblo. Y, cada primavera, el Gran Espíritu sigue cubriendo los campos de Texas con millares de bluebonnet para que nunca se olvidara la generosidad de aquella niña.




 
Bluebonnets (Lupinus texensis)

Es una de las flores oficiales del estado de Texas.







REFRANES POPULARES - NOVIEMBRE


Treinta días trae noviembre con abril, junio y septiembre, los demás de 31, menos febrerillo el mocho que sólo tiene veintiocho. 

Noviembre: el mes que representa la transición entre el otoño templado y la llegada del próximo invierno.




Noviembre acabado, invierno empezado.

Noviembre es de estío la puerta del frío.

Noviembre caliente, mayo helado.

Del veinte de Noviembre en adelante, el invierno ya es constante.

No pase noviembre sin que el labrador siembre.

Marzo trae las hojas y noviembre las despoja.

Por Todos los Santos (día 1) a más tardar el trigo has de sembrar.

De todos los Santos a Navidad, o bien llover o bien helar.

Por Todos los Santos, los trigos sembrados y todos los frutos en casa encerrados.

Por todos los Santos, nieve en los altos, por San Andrés, nieve en los pies.

Por San Eugenio (día 15), castañas al fuego, lumbre en el hogar y ovejas a guardar.

Por Santa Catalina (día 4) la nieve y el frío se avecinan.

Por Santa Catalina, prevente de leña y harina.

Ajo ¿por qué no medraste? Porque en San Martín (día 11) no me sembraste.

A cada puerco le llega su San Martín (día de matanza del cerdo)
Por San Martino (día 11), mata el pobre su cochino.

Castañas, nueces y vino, son la alegría de San Martín.

El veranillo de San Martín dura tres días y fin.
(En el hemisferio sur ocurre un fenómeno similar en invierno, conocido como Veranillo de San Juan)

Ya en el veranillo, la madurez es del membrillo.

Por Santa Cecilia (día 22), la nieve en la rodilla la vaca en la cebilla.

Si en noviembre oyes que truena, la siguiente cosecha será buena.

Por San Andrés (día 30), el vino nuevo, añejo es.

Llegando San Andrés, todo el día noche es.

El vareo de San Andrés, mucha aceituna deja caer.

Dichoso mes que empieza con todos los Santos media con San Eugenio (día 15) y termina con San Andrés.