Ilusiones


"No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don.
Busca los problemas porque necesitas sus dones."

"Justifica tus limitaciones y ciertamente las tendras"

Richard Bach - Ilusiones

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viernes, 23 de diciembre de 2016

KAREN BLIXEN Y DENYS FINCH HATTON




Karen Christence Blixen-Finecke, también conocida por su pseudónimo literario Isak Dinesen. Nació el 17 de abril de 1885 en Rungsted, Dinamarca. Se casó con su primo lejano el barón Bror Blixen-Finecke, con quien inició en Kenia una plantación de café llamada The Karen Coffee Company y granja ganadera, un matrinonio difícil que acabaría en divorcio tras seis años de continuas infidelidades del barón. Después de una vida de aventuras, satisfaciones y algunas frustaciones que se verían reflejadas en sus obras murió en su ciudad natal el 7 de septiembre de 1962.








Denys George Finch-Hatton, fue un aventurero, cazador, aviador y amante de la libertad y de los grandes espacios. Nació el 24 de abril de 1887. Hijo de Henry Stormont Finch Hatton, 13.º Conde de Winchilsea, y de su esposa, Anne Codrington, hija de un almirante de la Flota británica. Murió el 14 de mayo de 1931, Condado de Taita-Taveta, Kenia, al estrellarse el avión que pilotaba.





En el África salvaje tuvo lugar el encuentro de una maga de las palabras y un hombre tan seductor como inalcanzable.


En 1918, en Kenia, una baronesa procedente de Dinamarca conoce a un aristócrata británico que lleva una vida de aventuras. Los dos abandonaron su país para escapar de los convencionalismos de su ambiente y porque se sentían atraídos por los grandes espacios.


Karen Dinesen había nacido treinta y tres años antes, en la propiedad familiar de Rungstedlund, no lejos de Copenhague. Su padre vivió varios años en Norteamérica, entre los indios de Winsconsin, ocupándose de sus tierras y más tarde siguió una carrera política. Aunque ausente a menudo, ejerció gran influencia en la pequeña Karen, a la que hechizaba contándole sus viajes y aventuras. Ella tenía diez años cuando él se suicidó y sufre a partir de entonces un sentimiento de abandono.


Delicada y espiritual, la joven realiza estudios de pintura y empieza a escribir cuentos. Se une entonces a sus primos, los gemelos Hans y Bror Blixen, hijos de un barón sueco, que llevan una vida llena de fiestas y cacerías. Se enamora de Hans, pero este no corresponde a su pasión. Entre los años 1910 a 1912 reside en París y posteriormente en Italia. A su regreso acepta casarse con Bror, menos brillante y más zafio que su hermano.



Bror von Blixen-Finecke
25 de julio de 1886, Näsbyholm Castle, Svedala,
4 de marzo de 1946, Gårdstånga, Suecia


Ella le convence para abandonar Dinamarca e instalarse en Kenia, en una plantación de café, al pie del Ngong, cerca de Nairobi. El se marcha primero; ella se reúne con él y se casan en Mombasa al día siguiente de su llegada, en enero de 1914.


Tienen en común la pasión por el África salvaje y sus animales, pero eso no basta para dar una base sólida a su matrimonio, tanto más cuando Bror, derrochador, mujeriego y cabeza loca, multiplica sus extravagancias y se revela incapaz de dirigir la plantación. Contagia a su esposa la sífilis que la producirá un gran sufrimiento de por vida y que podría ser la causa de no poder llegar a tener hijos, mientras que a él le afectará muy poco.






Una pasión por África.


El 5 de abril de 1918 conocen en casa de unos amigos a un oficial británico de permiso, Denys Finch Hatton, en quien Karen ve su "ideal personificado". El tiene treinta y un años y pelea valientemente desde que en 1914 fuera movilizado. Guapo, inteligente, original, es a la vez un deportista consumado y un esteta refinado ya que para el arte y la belleza eran fundamentales. Tras realizar sus estudios en Eton, cambia la aburrida Inglaterra por Kenia, donde se establece en 1911, viviendo de negocios y safaris. Después de la guerra ya en febrero de 1919, se hace tan amigo de los Blixen que el barón le llega a presentar como "mi excelente amigo y amante de mi mujer".



La plantación empieza a decaer, los propietarios han conseguido en varias ocasiones reactivarla y sacarla a flote, pero la gestión del barón no es buena y deciden confiarle la hacienda a Karen, que parece más dispuesta y hacerlo mejor. En 1920, Bror abandona definitivamente la granja de Ngong, para poco después solicitar el divorcio, sobre todo porque su mujer no le ha dado hijos. Ésta conserva lo que para ella es esencial: su título de baronesa.


Al regreso de sus viajes, Denys vive con Karen pero sin abandonar su independencia, ya que se niega a comprometerse. Él impone sus condiciones y, como escribe ella, "siempre era feliz en la granja, ya que sólo venía cuando lo deseaba.




En su libro Memorias de África (1937), donde transmuta lo real gracias a una recreación literaria, no menciona más que brevemente a Denys; por el contrario en sus cartas a su familia expresa toda la intensidad de su pasión por él.: "Tengo la impresión de que estoy unida a Denys para siempre, dedicada a amar el suelo que él pisa". Cuando él parte de safari o para realizar un viaje por Europa, es como si se llevara consigo "el olor de las rosas y el resplandor de la luna llena"; y cuando regresa, "es como si me trajera el aire y la luz".


¿Consideraron la posibilidad de casarse? 

Por más que escribe que es ella quien renuncia a ello, en realidad es él quien desea seguir siendo su propio dueño y ella quien debe resignarse: "He entregado mi vida a un hombre al que es imposible unirse". Karen sufre con esta relación precaria; en octubre de 1922 tiene un aborto lo que la desespera. Jamás tendrá hijos.


Cuando están juntos, su entendimiento es perfecto, como lo cuenta la película de Sidney Pollack Memorias de África (1986) que se inspira en su relación. Como Sherezade, ella le hechiza con las historias que le narra; él le hace descubrir la Biblia y los poetas griegos; se ocupan de la granja y parten de safari tras el rastro de leones y de leopardos; él la lleva en su avión a sobrevolar las montañas. Ambos aman África y reconocen el valor de su civilización. En el flanco de una colina que domina la plantación, eligen un emplazamiento para que les entierren juntos, en este grandioso paisaje que tanto aman.




«Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas Ngong.»
La granja de Karen Blixen se encuentra situada a unos 15 km. al suroeste de Nairobi.
Hoy en día convertida en museo.


Ruina y desesperación.

Arruinada por la sequía y por el descenso de las cotizaciones del café, Karen debe optar por renunciar a la explotación. Sueña con volver a comprar la granja, pero Denys se niega a participara en ello. "No puedo hacer nada para ayudarte", le escribe en 1930 y la granja es vendida. Desolada, a la baronesa no le queda otra perspectiva que regresar a Dinamarca, mientras que ella desearía permanecer en Kenia. Cuanto más se aferra a su amante, más la rechaza él, ya que no soporta las exigencias afectivas. Se producen con frecuencia tensas escenas entre ellos y su última entrevista, en mayo 1931, termina con una violenta discusión. Ella no la menciona en ninguna carta ni en el libro (Memorias de África) como si quisiera olvidar esta ruptura e idealizar su amor para siempre. Desesperada por la pérdida de todo aquello que ha amado, angustiada por el porvenir y considerando que "ha fracasado completamente" en la vida, intenta suicidarse, pero consiguen salvarla.





Unos días después de haberla abandonado, Denys emprende vuelo pilotando su avión. Debido a un fallo técnico, el aparato se estrella y él perece en el incendio. Le entierran en el lugar que habían elegido juntos, pero descansa allí en solitario: Karen Blixen, que le sobrevivió hasta 1962, esta enterrada bajo un haya, en el parque de su propiedad de Rungstedlund. Pasa el resto de su vida en su país, y se convierte en una escritora admirada en el mundo, primero con el nombre de Isak Dinesen y después con el de Karen Blixen. Mediante la magia de su escritura resucita al África que tanto amó. En Dinamarca, donde su valor se reconoce tardíamente, está considerada una gloria nacional.










Según sus deseos, Denys Finch Hatton fue enterrado en las colinas de Ngong que dan al Parque Nacional de Nairobi. Más tarde, su hermano erigió un obelisco en el lugar de enterramiento sobre el cual colocó una simple placa de latón dorado con el nombre de Denys, las fechas de nacimiento y muerte y un extracto del poema narrativo de Samuel Taylor Coleridge - Rime of the Ancient Mariner (La Balada del Viejo Marinero): "Reza mejor, quien ama mejor, a todas las cosas, grandes y pequeñas"









sábado, 3 de septiembre de 2016

INÉS DE CASTRO - Amor más allá de la muerte.







Inés de Castro:
Comarca de La Limia, 
provincia de Orense, Galicia, 1325.
Coímbra, 7 de enero de 1355.



















Pedro I de Portugal:
Coímbra, 8 de abril de 1320.
Estremoz, 8 de enero de 1367.














Entre los años 1325 y 1357, cuando el reino de Portugal era gobernado por el rey Alfonso IV y hallándose este envuelto en continuas guerras de poder contra los reyes de Castilla y Aragón se decidió, según las costumbres de la época, que para lograr  una alianza de sangre, y una tregua que llevaría a la paz, casar a su hijo primogénito, Pedro, con doña Constanza de Castilla. Hija de reyes y descendiente de Alfonso X. La boda se realizó por poderes en 1339 aunque no fue hasta cuatro años después, que el matrimonio pudo consumarse. Cuando el infante don Pedro salió al encuentro de Constanza, en lugar de prendarse de su esposa, cayó rendido ante la belleza de doña Inés de Castro, dama de compañía de la Infanta de Castilla, de extraordinaria belleza con unos preciosos ojos azules y cabellos dorados, a quien llamaban "cuello de cisne". Inés era hija del hidalgo Pedro Fernández de Castro y descendía de una poderosa familia gallega entroncada con Sancho IV, había recibido una esmerada educación y poseía inteligencia y talento.


En 1345 murió doña Constanza al dar a luz a su segundo hijo, don Pedro espero unos años y por fin se casó en secreto con la que había sido durante tanto tiempo su amante, santificando su unión ante el obispo de Guarda y de algunos servidores. El matrimonio se trasladó a Coimbra y allí vivieron su amor junto a los tres hijos que habían tenido durante los años que duró su romance, por fin tranquilos y dichosos, hasta que Alfonso IV, aconsejado por algunos personajes influyentes, enemigos de la familia Fernández de Castro, le persuadieron para que quitara la vida a Inés y así disminuir las pretensiones de aquella casa poderosa que se hacía temer casi tanto en Castilla como en Portugal. El Rey temiendo por la suerte de su legítimo nieto y heredero, decretó la muerte de su nuera en 1355 y encargó tan vil empresa a tres cortesanos llamados Pedro Coelho, Álvaro Gonçalves y Diego López Pacheco, que se trasladaron hasta Coimbra y en ausencia del infante Don Pedro, la degollaron delante de sus hijos, en los hermosos jardines de “la Quinta das lágrimas”.




El Infante a la vez furioso y desesperado por la atroz muerte de su esposa, se levantó en armas contra su padre, el reino se dividió en dos con continuos enfrentamientos y aquí comenzó a entrelazarse la historia con la leyenda. Se contaba que don Pedro se cubría el rostro con un velo negro para que nadie le viera llorar a su esposa y que durante los enfrentamientos ofrecía su pecho sin ningún temor a las espadas enemigas.


Esto duró hasta el año 1357 cuando el rey Alfonso IV murió y el infante pasó a asumir los derechos de la corona y fue nombrado rey con el nombre de Pedro I de Portugal.


Cuentan que persiguió sin descanso a los asesinos de su esposa, torturando hasta la muerte a dos de ellos,  a Coelho le fue arrancado el corazón por el pecho y a Gonçalves por la espalda; Pacheco consiguió eludir el castigo escapando a Aviñón, en Francia.


Según la leyenda nos cuenta el rey reunió a toda la corte y proclamó que Inés de Castro había sido su esposa y la madre de sus hijos y por tanto reina de Portugal. Después, hizo exhumar sus restos de la tumba de Coímbra y ordenó que el esqueleto de su esposa fuera vestido con atuendos reales. El cadáver de doña Inés, bajo velos y tules y sentado en el trono, fue solemnemente coronado en 1361; Tras la ceremonia los cortesanos le besaron la mano.


Escena de la película española de 1944


Después en el monasterio de Alcobaça se realizaron solemnes funerales por Inés; su cuerpo fue depositado en una tumba de mármol blanco, con una efigie coronada que Pedro había hecho preparar de antemano y a su lado hizo erigir su propia sepultura, las dos tumbas están consideradas como grandes obras de arte funerario del gótico. También dispuso que los catafalcos estuvieran uno frente al otro, pies con pies, pues quería que el día de la resurrección y el Juicio final, al levantarse, su primera imagen a contemplar fuera la de Inés.


   Vista de los sepulcros en el monasterio de Alcobaça 

Túmulos con más detalle


La descendencia de doña Inés  y don Pedro no ascendió directamente al trono, pero contrajo alianzas con todas las familias reinantes en Europa.


Inés de Castro, su leyenda y desgraciada historia ha inspirado a numerosos artistas, entre ellos:


Luis Vélez de Guevara: Reinar después de morir. (Lisboa, 1652).

Ópera de Giuseppe Persiani con libreto de Salvatore Cammarano estrenada en Nápoles en 1835.

Alejandro Casona: Corona de amor y muerte (Buenos Aires, 1955).

El compositor uruguayo Tomás Giribaldi escribió en 1905 una ópera basada en la trágica leyenda llamada Inés de Castro.

La película española de 1944, Inés de Castro de los directores Manuel Augusto García Viñolas, José Leitão de Barros.

La serie de televisión "Pedro e Inés", producida para la RTP de Portugal en 2005.

La Reine Morte (TV) Dirigida por Pierre Boutron en 2009.










jueves, 28 de julio de 2016

DIEGO RIVERA Y FRIDA KAHLO


"El elefante y la paloma"
Dos grandes pintores mexicanos unen arte, amor y revolución.


Cuando Diego Rivera y Frida Kahlo se conocen en 1927 en México, en casa de una amiga común, la fotógrafa italiana Tina Modotti, él tiene cuarenta y un años y ella sólo veinte. Para estos dos pintores, el arte es indisociable de la revolución, primero la revolución mexicana en 1910 y después la de 1917 en Rusia. Ambos son miembros del partido comunista.


Conocido mundialmente, Diego Rivera es el jefe de filas del muralismo, cuyos frescos heroicos exaltan al pueblo mexicano y la cultura india. De 1907 a 1921 viaja por Europa y sobre todo destaca su estancia en París, donde frecuenta a grandes pintores como Picasso, Braque, Modigliani o Derrain.


Hombre mujeriego, Rivera posee un pasado plagado de numerosos amores. Con la pintora Angelina Beloff (mexicana con orígenes rusos) vive durante un periodo de diez años, perdiendo un hijo debido a las privaciones sufridas durante la guerra. Con Marevna, otra pintora rusa, tiene una hija en 1919, que posteriormente fue conocida cono Marika Rivera (actriz). A su regreso a México se casa con Guadalupe Marín, con quien tuvo dos hijas. Frecuentó el medio artístico y cosmopolita de México y siempre estuvo en el centro de veladas y reuniones; este gigante "inquietante, mentiroso, violento y terriblemente seductor en su inmensa fealdad" posee un "rostro de guerrero olmeca y una corpulencia de luchador japonés". Es un ogro sensible y trastornado por la mirada de la joven Frida, "sombría, brillante, tensa, que le interroga con la sinceridad de su juventud y le intimida". Le seducen, su alegría, su ardor y su valentía.




Frida Kahlo es bella, orgullosa y posee una energía prodigiosa. Una tierna complicidad la une a su padre, fotógrafo venido de Alemania a la edad de dieciocho años, y que le inculca su pasión  por la naturaleza y por el contrario aflige a su madre al desear poder ser totalmente independiente.


Una poliomielitis la deja coja y a los dieciocho años es víctima de un terrible accidente de autobús. Las secuelas la hacen sufrir durante toda su vida, la obligan a someterse a numerosas operaciones, muy dolorosas, de la columna vertebral y a llevar un corsé de forma casi permanente, pero ella lo acepta con ánimo, humor -a menudo negro- y con elegancia.


Dolores y Tormentos, Traiciones y Sufrimientos.


Empezó a pintar tras su accidente, inmovilizada en la cama con dosel, en la "casa azul" de su infancia en Coyoacán, cerca de México. Con el mismo realismo con que Rivera pinta al pueblo anónimo, pero con un estilo más próximo al arte popular mexicano, pinta su entorno y sobre todo se pita a sí misma. Sus autorretratos ofrecen a las miradas su cuerpo herido, abierto y operado, su soledad, su angustia y sus esperanzas, con una honradez y un valor que excluyen todo voyerismo. "Me pinto porque estoy sola -dice- y además es el tema que conozco mejor".


A los dos años de conocerse, se celebra la boda, 21 de agosto de 1929, de estos dos seres tan diferentes, según sus familiares, fue la boda de el elefante y la paloma".


Foto de boda

Viven su pasión y su arte con una pasión a menudo tormentosa. Para complacerle, ella lleva a partir de entonces las faldas con volantes, los caracos y el rebozo (chal de algodón) de los mexicanos. No se depila el labio superior, ya que a él le gusta este bigote, signo de su origen español y no indio. Él admira su pintura, que considera superior a la suya. Para ella, él es el centro de su vida. Le representa a menudo en sus telas, por ejemplo como un niño en sus brazos; en un autorretrato famoso, el rostro de su marido está pintado en su frente.


El embajador de Estados Unidos encarga a Rivera que restaure la casa de Hernán Cortés en Cuernavaca. Este encargo le vale su expulsión del partido comunista, pero no hace mella en sus convicciones. La pareja se encuentra en San Francisco en 1930; en Nueva York en 1931, donde el Museo de Arte Moderno organiza una retrospectiva de las obras de Diego Rivera; en Detroit en 1932, donde él decora la fábrica Ford. Frida pinta entonces un autorretrato mostrándose empequeñecida por la tristeza tras un nuevo aborto. Jamás tendrá hijos. Aunque se aturde en las veladas de Greenwich Village, siente nostalgia del calor humano de su país y vivir en Estados Unidos le gusta menos incluso que a su marido. En 1933, Rivera es despedido de su trabajo para el Rockefeller Center de Nueva York por haber hecho aparecer a Lenin en medio del fresco encargado.



De regreso a México, Rivera recibe encargos del gobierno y decora el Palacio Nacional. La vida en pareja es un torbellino de viajes y reencuentros. Cuano André y Jacqueline Breton visitan México, el jefe del surrealismo, que define el arte de Frida como "una cinta en torno a una bomba", quiere que la joven ingrese en su movimiento, pero ella se niega: "Jamás he pintado los sueños, sólo mi realidad".


En 1934 Diego Rivera hace construir en México una casa compuesta de dos partes, que la pareja comparte, aunque ella apenas puede residir allí, pues está inmovilizada en Coyoacán después de cada operación. También se refugia en esa casa para ocultar su tristeza ante las múltiples infidelidades de su marido.


"Cuanto más la amaba -confiesa él-, más deseaba hacerle daño". Ella queda muy afectada por la aventura que él tiene con Cristina, su hermana menor. Por su parte, Rivera reacciona muy mal a las relaciones de su mujer, entre ellas una en 1937 con León Trotski, que se ha refugiado en México gracias a él y otra en 1938 con el fotógrafo norteamericano Nickolas Murray. 


Agotada, a menudo postrada por el dolor, deja de esperarle, bebe y abusa de los medicamentos. Se divorcian a finales de 1939  vuelven a casarse al año siguiente "con un orgullo considerablemente abatido pero con el amor intacto", afirma él hablando de su mujer. "Estás presente, intangible -escribe ella en su diario- y eres todo el universo que he creado en el espacio de mi habitación".





Pese a su voluntad de hierro, Frida siente que las fuerzas la abandonan. En abril de 1953, cuando se organiza en México la primera exposición de sus obras, recibe, tumbada en la cama que Diego ha hecho transportar a la galería, los homenajes emocionados de sus amigos. En julio de 1954 desfilan juntos -empujando Rivera su silla de ruedas- para manifestarse contra la intervención de la C.I.A. en Guatemala. Ella muere poco después, a los cuarenta y siete años. Él vuelve a casarse al año siguiente con la marchante Emma Hurtado y muere en 1957 de una crisis cardíaca.


Algunas de sus obras:


Frida Kahlo

Autorretrato con collar de espinas



Diego en mis pensamientos


La Columna Rota


Diego Rivera


“Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central"


Cruzando la barranca


Desnudo con alcatraces

Museo de Frida en Coyoacán - México



















domingo, 3 de abril de 2016

H. G. WELLS Y REBECCA WEST


La relación tempestuosa y apasionada entre un famoso escritor y una joven y brillante periodista



En 1913 se inicia la relación de Rebecca West, joven periodista feminista y el novelista británico Herbert George Wells. Él quiere conocerla después de leer la mordaz crítica que ella ha hecho de su novela "Matrimonio". Sin embargo temiendo que ella le ame demasiado, se distancia y la sume en la desesperanza. "Eres -escribe ella- como una persona que enciende por todas partes fuegos de alegría y tiene al mismo tiempo horror a las llamas". Nueva carta de Wells al leer un artículo sobre España: "Escribes de maravilla; si te parece, volvamos a ser amigos". Se hacen amantes y pronto ella queda embarazada. Su hijo Anthony, que nace el 4 de agosto de 1914, el día en que el Reino Unido entra en guerra, guardará mucho rencor a su madre por su situación de hijo ilegitimo.








Rebecca West es el seudónimo, tomado de la obra de Ibsen Rosmersholm, de Cicily Isabel Fairfield. Proviene de una familia pobre, su padre los abandonó cuando ella tenía nueve años. Wells, que fue autodidacta, conoció su primer éxito con "La máquina del tiempo (1895)" e inventó, al mismo tiempo que Julio Verne, la ciencia ficción. "El hombre invisible o La guerra de los mundos", se han convertido en clásicos, mientras que gran cantidad de su abundante obra -tratados filosóficos, novelas de costumbres y de crítica social- han caído en el olvido. Como siempre le falta dinero, acepta todos los encargos de artículos, escribe un libro al año y viaja mucho.





El jaguar y la pantera.

Cuando se conocen, Wells afectuoso y lleno de humor, aún no se ha convertido en un profeta amargado. Se divide entre su casa no lejos de Londres, en Essex, su apartamento londinense y la residencia de la amante del momento. No quiere abandonar a su mujer, Jane, que le asegura la administracion, gobierno y cuidado de la familia y tampoco a sus hijos George y Frank, nacidos en 1901 y 1903. Este hombre sensual encadena las relaciones de breve duración y su esposa le da plena libertad a condición de que guarde las apariencias. Le atraen las mujeres de mayor inteligencia, pero no las trata como a iguales y les dedica poco tiempo, ya que su trabajo pasa por delante de todo. En 1907 mantiene una relación con Dorothy Richarson, a la que anima a escribir y que se hace novelista. en 1909 causa escándalo en el ambiente de los socialistas famosos al seducir a Amber Reeves, la hija de una pareja amiga, veinte años menor que él; cuando ella queda encinta, la empuja a casarse con otro hombre. Sus amigos, los Reeves, rompen entonces toda relación con él.


Rebecca West tiene veintiséis años menos. A él le gusta su "espíritu claro, abierto, contundente y sobre todo generoso". ella inventa historias en las que él es un jaguar y ella una pantera, y cuyas aventuras él dibuja en sus cartas. Un dibujo encantador de Wells muestra a los dos felinos, henchidos de orgullo, diciendo cada uno: "¡Habrías tenido que escuchar mi discurso!". "¿Puede existir amor entre dos personas de este género?".


Ella reside en las afueras de Londres y a petición de él, se muda repetidas veces. Escribe artículos pero, aparte de algunas salidas discretas con Wells, se cansa de esperarle bajo el ojo atento de la servidumbre. Cuando la pareja viaja a Italia o España, ella pasa por la secretaria del gran hombre. Su situación de "segunda" es tanto más humillante por cuanto que Wells no le oculta nada a su mujer. A los accesos de rebeldía de Rebecca, a sus miedos cuando ella experimenta con su hijo los bombardeos de la guerra, él reacciona reprochándole que lo hace "todo más negro".


En 1918, cuando ella publica su primera novela, El regreso del soldado, y decide instalarse en Londres con su hijo, se siente, según escribe "como una religiosa que saliera del convento". Escribe otras novelas, que ilustran la imposible conciliación entre la búsqueda de la felicidad y la verdad en la pareja. Colabora con la prestigiosa revista Time and Tide y da conferencias. en el ambiente literario, donde se conoce y se acepta su relación, se busca la compañía de esta pareja inteligente y espiritual.


Una gloria mundial.

La guerra quebranta violentamente a Wells, que deja de escribir novelas. Apóstol del socialismo, a partir de entonces quiere ser reformador social y utiliza su escritura como instrumento de propaganda. Para evitar un nuevo conflicto, propone crear un estado universal dirigido por una élite, única solución para hacer progresar a la humanidad, cuyo porvenir le parece "una carrera entre la educación y la catástrofe". al envejecer se vuelve desabrido y megalómano y su pensamiento gira hacia el totalitarismo. Su celebridad aumenta y su Esbozo de la historia universal (1920) resulta un triunfo comercial. En ese año viaja a la Unión Soviética, donde tiene una entrevista con Lenin.


Conoce a la secretaria de Gorki, la baronesa Moura Boudberg, con la que pasa una noche. Multiplica sus aventuras, en especial en 1921, en Estado Unidos, con la militante feminista Margaret Sanger. En 1923, una joven periodista austriaca intenta suicidarse en el domicilio de Wells en Londres. El escándalo es tal que Rebecca se decide a romper con él. En 1930 se casa con el banquero Henry Maxwell Andrews y a partir de entonces lleva una vida acomodada.

Siempre feminista, publica novelas y reportajes importantes, sobre Yugoslavia en 1942 (La lámpara negra y El halcón gris) y sobre el proceso de Nuremberg. En 1949 compra un título nobiliario.




Moura Budberg con dos de sus amantes, H.G. Wells y Máximo Gorki


La gloria de Wells es mundial. Presidente del Pen Club Internacional, en 1934 mantiene conversaciones con Roosevelt y después con Stalin sobre el porvenir del mundo. Tras una relación tumultuosa con la periodista francesa Odette Keun, encuentra por fin la paz con Moura Boudberg (1891-1974), que en 1931 se convierte en su compañera. Una estrecha relación que continuó hasta su muerte; Wells le pidió que se casara con él, pero ella rechazó firmemente esta propuesta.


¿Cómo explicar la fascinación ejercida por este hombre en tantas mujeres brillantes, de las que da fe por ejemplo la gran periodista  Winfred Holby? Ésta se entera en 1930 de que sufre una grave enfermedad que no le permitirá vivir mucho tiempo. Enseguida se presenta en casa de Wells, ya que no quiere, según escribe, "morir sin haberle conocido"; su conversación le proporciona "el mayor placer de su vida" ¿El secreto de Wells radica en la respuesta de Moura al novelista Somerset Maugham? A la pregunta de qué era lo que le había atraído de él, su inteligencia o su sentido del humor, ella respondió: "En absoluto. su cuerpo tenía un olor a miel..."



Retrato de H.G.Wells con 71 años




H. G. Wells  (21 septiembre 1866 - 13 agosto 1946) se casó con su prima Isabel Mary Wells en 1891. La pareja acordó separarse en 1894 cuando él se enamoró de una de sus estudiantes, Amy Catalina Robbins (más tarde conocida como Jane), con quien se casó en 1895, con la que tuvo dos hijos George Philip (conocido como "Gip") en 1901 (murió en 1985) y Frank Richard en 1903 (murió en 1982). En 1909 tuvo una hija, Anna-Jane, con la escritora Amber Reeves y en 1914 un hijo, Anthony West (1914-1987), con Rebecca West.









domingo, 13 de marzo de 2016

PIERRE Y MARIE CURIE


En 1903, Pierre y Marie Curie reciben (Junto con Henri Becquerel) el premio Nobel de fisica por sus trabajos sobre la radioactividad. Conocidos ya como científicos, los Curie se hacen célebres entre el gran público. Para ellos, esta gloria es un "desastre"; muy reservados los dos, devorados por la misma pasión por la investigación, sufren al verse aparatados de ella y al ver su laboratorio asaltado por gente inoportuna, su modesto pabellón parisino invadido por los periodistas y los fotógrafos. A las frivolidades, que les pesan, se añade un correo cada vez más voluminoso, del que se ocupan los domingos.


Cuando se conocen en 1894, los dos trabajan en el campo del magnetismo. Con treinta y cinco años, Pierre Curie es una brillante esperanza de la física francesa. Corpulento y moreno, con una naturalidad distinguida, posee un rostro fino y anguloso, iluminado por unos ojos castaños, dulces y soñadores. Su educación, dispensada en su casa por unos padres asombrosamente modernos para la época, reafirmó su carácter ferozmente independiente, desarrollando al mismo tiempo su gusto por la naturaleza. Se enamoró enseguida de aquella fina y casi austera polaca de veintisiete años que compartía su fe altruista en la ciencia.


Marie Sklodwska tiene unos penetrantes ojos grises y sus cabellos rubios enmarcan una frente amplia. Un amor frustrado, cuando se ganaba la vida como ama de llaves en Polonia, reforzó su determinación de ir a estudiar a Francia. Animada por su padre, llegó a París en 1891 y allí llevó una vida espartana, entregada exclusivamente al trabajo y al estudio. Es la primera mujer en Francia que obtiene una licenciatura de física y también se licencia en matemáticas.


Por única vez en su vida, dirá más adelante, Pierre Curie actúa sin sombra de duda cuando le pide que se case con él. Pero ella vacila, ya que pese a su fecundo diálogo científico y a sus valores humanísticos comunes, le cuesta abandonar definitivamente a su familia y a su patria. A fuerza de argumentos, él le propone ir a Polonia vivir con ella. Pero es entonces cuando Marie acepta permanecer en Francia. "Nuestras relaciones amistosas -escribe ella- eran cada vez más apreciadas por los dos, pues cada uno comprendía que no podía encontrar un mejor compañero".




La boda, celebrada en París el 26 de julio de 1895, es de una sencillez extrema: ni fiesta ni alianzas ni vestido blanco, la novia se pone un traje azul que podría llevar para ir al laboratorio. Luego los recién casados montan en sus bicicletas y parten en viaje de novios por las carreteras de Francia. Todos los veranos recorren así la campiña francesa. Nacen dos hijas, Iréne en 1897 que seguirá los pasos de sus padres y Eva en 1904.


El laboratorio, núcleo de su vida en común:


Su gran viaje compartido es el de la radioactividad, cuyo nombre fue acuñado por Marie Curie, así como el de dos elementos que descubren en 1898, "el polonio" y "el radio". Para su doctorado (que la convierte en la primera mujer doctora en ciencias de la Sorbona), decide estudiar la naturaleza de los rayos descubiertos por Becquerel. Su marido la acompaña en sus investigaciones: él es más bien el físico, el inventor genial de los aparatos necesarios para los experimentos y ella la química, que manipula toneladas de mineral. Sin embargo, realizan su trabajo juntos, como atestiguan sus notas, donde se mezclan sus dos escrituras, y en sus numerosas publicaciones firmadas frecuentemente con los dos nombres.


El laboratorio es el núcleo de su vida, un hangar pobre y polvoriento, tórrido en verano y glacial en invierno, situado en la Escuela de Física y Química Industrial de París. Llegan incluso a ir por la noche, para admirar en la oscuridad el extraño brillo azul del radio. Careen de medios y también de tiempo, ya que deben dar clases para financiar sus investigaciones. Pierre Curie es demasiado independiente y nada normalista, solicita durante mucho tiempo su cátedra de física y química en la Sorbona, pero no la obtiene hasta 1904.


Solo tiene exigencias para el trabajo. en su casa, el mínimo de muebles posible(lo que resuelve en parte el problema del hogar), nada de vida social y veladas trabajando uno al lado del otro. No se separan nunca. El doctor Curie, padre de Pierre, vive con ellos y les ayuda a criar a sus hijas.




Una colaboración interrumpida en pleno impulso:

El dinero conseguido con el premio Nobel mejora su situación material, pero no su salud, alterada por los productos químicos y la radioactividad. En 1906, la desgracia se ceba en ellos: el 19 de abril, el sabio muere al cruzar la calle Dauphine, aplastado por un coche de caballos. Marie cree perder la razón para seguir viviendo y, como petrificada, prohíbe que se mencione el nombre de su marido delante de ella, aunque durante varios años ella le escribe cartas hablándole de su trabajo y de sus hijas. "Pobre huérfana -escribe refiriéndose a Iréne-, ¡pobre hija de nuestro gran amor!" Redacta una biografía de su marido y publica sus obras científicas completas.


Pionera una vez más, le conceden en la Sorbona la cátedra de su marido, y en 1906 reanuda el curso, en la misma frase donde él la había dejado. Los amigos fieles de la pareja, la rodean con afecto, sobre todo en 1911, cuando estalla el "asunto Lagevin": Marie Curie -¡oh, escándalo!- mantiene una relación con el sabio Paul Langevin, que está casado. Parte de la prensa se lanza contra "la ladrona de maridos", "la extranjera", el mismo año en que se le concede un segundo premio Nobel, esta vez en química, por su descubrimiento del radio. Consagra el resto de su vida al trabajo.

























Durante la Gran Guerra Marie irá como voluntaria al frente al volante de los "Petite Curie", vehículos equipados con material con instalaciones de radiología móviles para ayudar a los soldados heridos y formará a su hija de 18 años, Iréne, para que pueda ir a los hospitales de campaña a hacer radiografías.


En 1918, su tesón es recompensado con la apertura del Instituto del Radio, institución con la que su marido siempre había soñado. Antes de morir en el año 1934 de leucemia, tiene la satisfacción de asistir al descubrimiento de la radioactividad artificial por otra pareja de científicos ejemplares: Iréne y Federico Joliot-Curie, su hija y yerno.




Sellos postales que muestran el impacto del radio 

en el tratamiento del cáncer.