Cuenta la leyenda que fue el cansancio por el duro trabajo y también un poco de pereza y no los romanos los que hicieron posible esta notable construcción.
Hace unos cuantos siglos, cuando la zona alta de la ciudad de Segovia no tenía fácil acceso al agua, pues para poder conseguirla, los habitantes tenían que realizar un gran recorrido para poder traer el agua desde las fuentes situadas en la zona exterior de la ciudad hasta sus casas.
Se dice que una muchacha que trabajaba como aguadora, cansada de arrastrar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad, pues tenía que bajar a cuestas con el cántaro hasta donde se encontraban las fuentes, para luego hacer el camino de subida con el cántaro lleno, un día desesperada debido a tan trabajoso oficio, se paró a mitad del camino exclamando en voz alta: “Que no daría yo porque el agua llegara sola a las partes altas de toda la ciudad para no tener que volver a recorrer jamás este camino".
Entonces oyó una voz dulce y melodiosa detrás de ella que le preguntó: “¿Estás segura de que darías cualquier cosa para que tu deseo se convirtiera en realidad?”. La joven se dio la vuelta asustada y se encontró frente a un hombre muy apuesto, al que respondió después de pensar que pocas cosas tenía que le pertenecían realmente y que pudieran interesarle, así que sin dudarlo le respondió, que sí.
Fue entonces cuando el hombre le pidió algo en lo que la joven no había ni siquiera pensado: “su alma” a cambio de hacer que el agua llegara directamente hasta los lugares más altos de la ciudad. En un momento de debilidad, la joven pensó que el alma era algo que en esos momentos de poco le valía, por lo que aceptó sin dudarlo. Fue entonces, cuando se percató de la enigmática sonrisa que apareció en la cara del extraño, esto hizo que antes de estrechar la mano con el hombre para sellar el trato, la joven le pusiera como condición que la obra debería estar acabada antes de que el primer rayo del sol brillara a la mañana siguiente, sólo entonces le entregaría su alma. Tras cerrar el trato, el hombre desapareció ante sus ojos. La joven continuó con su trabajo pensando que todo debía haber sido una alucinación debido a su cansancio.
Cuando llegó la noche, la joven acostada en su cama y sin poder conciliar el sueño, no paraba de pensar en el extraño suceso y en particular en el enigmático joven. Después de unas horas de dar vueltas y vueltas en la cama, se levantó pensando que un paseo ayudaría a despejar su mente, pero al llegar al mirador junto a la puerta de San Juan, observó muda de asombro como el extraño caballero estaba envuelto en llamas y daba órdenes a cientos de diablos, dirigiéndolos en la construcción de una estructura que la joven identificó como un conducto para transportar agua, ya que había visto uno parecido en otra ciudad que había visitado algunos años antes.
La obra continuó toda la noche, y la joven muy asustada no paró de rezar a Dios y a la Virgen, muy arrepentida por el trato que había hecho con el diablo, rogando que no permitieran que la obra quedará terminada antes del amanecer para que pudiera conservar su alma.
Una tormenta se había desatado, el cielo se veía encapotado y el demonio azuzaba a sus ayudantes que trabajaban a destajo. Hasta que de pronto el gallo cantó y de entre las nubes surgió el primer rayo de sol de la mañana y el maligno lanzó un alarido escalofriante: por una sola piedra sin colocar había perdido el alma de la muchacha.
El diablo, encolerizado por su derrota, abandonó la ciudad junto a todos sus acólitos dejando a sus espaldas la construcción sin terminar. La joven, sorprendida por su victoria, corrió a la iglesia para confesar ante el sacerdote su pecado y suplicar el perdón.
El acueducto se roció con agua bendita para borrar todo rastro de azufre y de maldad y todos los segovianos aceptaron felices el nuevo perfil que ofrecía su ciudad.
También se dice que los agujeros que aún se ven en las piedras son las huellas de las pezuñas del demonio, también dos hornacinas; lugar que no pudo terminar el diablo; una a cada lado del acueducto. En la actualidad en dichos huecos se ubican imágenes de la Virgen de la Fuencisla y de San Sebastián, que son venerados en la ciudad.
Algunos datos reales:
Su construcción data aproximadamente de principios del siglo II d. C., en época del emperador Trajano. La parte más visible, y por lo tanto famosa, es la arquería que cruza la plaza del Azoguejo, de la ciudad.
El acueducto se inicia en la Sierra, en el denominado manantial de la Fuenfría, situado a unos 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La Acebeda. Recorre más de 15 kilómetros antes de llegar a la ciudad. El agua se recoge primeramente en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón, para ser conducida a continuación por un canal de sillares hasta una segunda torre (llamada Casa de Aguas), donde se filtra y desarena, para continuar su camino, llegando finalmente al promontorio rocoso donde se encuentra el Alcázar. Para que el agua discurra, el acueducto tiene una pendiente de un 1%.
La zona del acueducto que configura la imagen típica de Segovia, tiene un total de 167 arcos. Desde que llega a la ciudad hasta la plaza de Día Sanz hay 75 arcos sencillos y a continuación 44 arcadas de orden doble (esto es, 88 arcos), siguiendo después otros cuatro arcos sencillos. En el primer sector del acueducto aparecen 36 arcos apuntados, reconstruidos en el siglo XV para restaurar la parte destruida por los musulmanes en el año 1072. Esta última es la zona más alta del acueducto romano, llegando a alcanzar los 28 metros de altura.
Está construido con sillares de granito asentados sin argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor.
También sorprende saber que por entonces en esta población apenas vivían unos cien lugareños, mientras que el acueducto tiene capacidad para suministrar agua a unas 20.000 personas.
Para garantizar su supervivencia, se ha procedido a un minucioso proceso de restauración que ha durado casi ocho años, bajo la dirección del arquitecto Francisco Jurado, al tiempo que se ha desviado el tráfico rodado de las inmediaciones del monumento (la plaza del Azoguejo se ha transformado en zona peatonal)
Hola mª Antonia, me cautivó siempre esta obra majestuosa, como todo lo romano, pero ésta en particular. Solo la vi una vez y volvería a verla gustosa en cuanto pueda. Aquí tenemos otro acueducto que me fascina estoy enamorada de este rincón por la magia no tiene esa leyenda que recoges y que me ha entretenido, "mágica". Te paso el enlace por si quieres ver este otro acueducto sexitano vas a ver fotos parecidas, pero el de Segovia le supera. Un abrazo
ResponderEliminarhttp://viajeyfotos.blogspot.com.es/2014/03/almunecar-ingenieros-de-ayer-y.html
Conozco Almuñecar por fotos, Granada es la provincia en que menos he estado, muy buena entrada, lugares muy lindos, lástima que no se conserve todo el acueducto. Me ha gustado!!! Es una leyenda muy curiosa que siempre me ha llamado la atención.
EliminarUn abrazo amiga ;)!
Es una leyenda que concuerda con la belleza imponente del acueducto y de la Segovia que le da cobijo. Este es uno de los lugares que más me han subyugado de los que he visto en mi breve paso por tu hermosa tierra, mi querida amiga. Preciosa entrega.
ResponderEliminarBesos!
Fer
Segovia es una ciudad que me gusta, la primera vez fui con el colegio y después varias veces, tiene muchas cosas que ver. Me alegra que te haya gustado!!! Es una leyenda de hondas raíces en la ciudad y que aún hoy tiene su representación en diversas fiestas!
EliminarUn besazo mi Fer.
Bonita historia peor esta obra es impresionante y bien hecha por los romanos. Un abrazo
ResponderEliminarSe que es una obra impresionante de los romanos lo puse más abajo, ha sobrevivido 19 siglos, tiene que serlo, la leyenda también ha llegado a nuestros días y tiene mucha tradición en Segovia.
EliminarGracias por comentar, Un saludo
No he tenido el gusto de visitar Segovia,mi hermano si estuvo y habla maravillas.
ResponderEliminarTendremos un poco de gratitud al diablo por tan fantástica obra o por tan bonita leyenda.
Besos Antonia
Es una ciudad con historia y bellos lugares, el Alcázar, la catedral... y también buena comida. La leyenda la escuche de jovencilla cuando fuimos con el colegio y me llamó la atención. Unos de mis tíos tenían una casa en un pueblo cercano Sepúlveda, también muy bonito y de vez en cuando nos acercábamos a Segovia.
EliminarUn besazo Angela!!!
Una leyenda que hace honor a esta gran obra monumental...
ResponderEliminarSaludos
Si es una buena leyenda, hay muchos lugares en España con historias y leyendas y una obra muy bien conservada. Gracias por comentar!
EliminarUn saludo Mark!
No resulta extraño que obras de tamaña complejidad para tiempos en los que no existían técnicas tan avanzadas como ahora, se recurra a leyendas que no dejan de ser simpáticas. Por lo menos, en este caso se conoce la verdadera historia. En el caso de las pirámides hay quien todavía cree en la contribución alienígena, jeje
ResponderEliminarUna historia muy bien narrada, para disfrutar de su lectura.
Saludos.
La verdad es que España tiene muchos cuentos y leyendas algunos muy conocidos y otros menos, este es curioso y siempre me gustó. Supongo que a veces hay personas que cuando no entienden o no creen posible algo inventan una historia aunque se caiga por su propio peso. Me alegra que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias por todos tus comentarios Josep!
Un abrazo - mafar