Ilusiones


"No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don.
Busca los problemas porque necesitas sus dones."

"Justifica tus limitaciones y ciertamente las tendras"

Richard Bach - Ilusiones

miércoles, 5 de agosto de 2015

LA AMANTE DE UN REY DE LAS HADAS



En la época en que los duendes y los mortales vivían unos al lado de otros en el mundo, un noble irlandés llamado Eochaid apostó y perdió a su hermosa esposa, Etain, jugando contra un soberano de un país mágico. Sucedió así:


Etain conquistó la atención de Midhir -un rey de los Tuatha Dé Danann-, quien la cortejó en secreto, prometiendo llevarla con él a su reino invisible. Persuadida por sus canciones, la joven aceptó, pero dijo que su esposo debía darle permiso. Midhir esperó durante un año y transcurrido éste, se presentó en la fortaleza de Eochaid.

- ¿Quién eres? - Preguntó el noble.
- Midhir de Bri Leith.
- ¿Para qué has venido?
- Para jugar fidchel contigo.


El fidchel era un juego parecido al ajedrez, que se jugaba sobre un tablero de plata con figuras de oro. Eochaid se vanagloriaba de su habilidad en él. Consintió en jugar, pero sólo por una apuesta. Midhir sonrió e hizo su apuesta: cincuenta caballos negros con cabellos color rojo sangre. Midhir perdió y al amanecer el noble recibió sus caballos. 


Volvieron a jugar esta vez por una apuesta más alta, que incluía cincuenta gallardos navíos y cincuenta espadas con empuñaduras de oro. Midhir volvió a perder y Eochaid otra vez obtuvo el botín. Decidieron jugar una última vez y cuando el noble preguntó qué se jugarían esta vez, el otro respondió: 

- Lo que el ganador desee. Echoaid accedió lleno de codicia. Pero esta vez el ganador fue Midhir y fué por tanto quie fijo el premio. Puso su brazo alrededor de Etain y besó sus labios. El noble titubeó, pero lo ciero es que no tenía elección.


Prometió entregar a Etain al cabo de un mes. Cuando llegó el día fijado, Midhir se encontró con Eochaid y Etain en el patio del castillo, rodeados por los guerreros del noble. Pero las filas de abrieron cuando el monarca comenzó a avanzar entre ellos, llegó ante el noble y rodeó a Etain con sus brazos. Sin en el menor esfuerzo los dos se alzaron por los aires y comenzaron a alejarse y se convirtieron en dos cisnes que sobrevolando los campos se dirigían al refulgente reino de Midhir.




Y de eso modo Midhir se quedó para siempre junto a su amada 
compañera Etain.



Reinos Fantásticos : Libro de Hadas y Elfos.





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