Aunque sus sentimientos hacia los mortales eran complejos, las hadas de los primeros tiempos en ocasiones actuaban bondadosamente, como cuenta el siguiente relato :
Hubo una vez un noble escocés que osó despreciar el amor de una mujer versada en brujería. Ésta, enfurecida por el agravio, transformó al joven en un reptil de cuerpo frío y escamoso. Atrapado en aquel cuerpo horrendo, el noble pasó tres meses acurrucado junto a un árbol.
La víspera de Samain (Todos los Santos) de aquel año, cuando la luna llena salió y los campos se iluminaron con su luz, la desdichada bestia percibió el sonido de flautas y trompetas. Al alzar la pesada cabeza descubrió el brillo de la Corte de los Benditos - los heroicos seres mágicos de Escocia - que descendía en comitiva por las colinas, bendiciendo las cosechas de los granjeros. La radiante tropa recorrió todo el campo hasta llegar donde se encontraba el joven noble bajo aquella horrible apariencia.
El hada reina detuvo su marcha. Desmontó y se acercó a él, indicando a sus súbditos que siguieran adelante. Mientras la música se desvanecía en la distancia, la dama se sentó sobre la hierba y colocó sobre su regazo la cabeza del joven encantado, acariciando sus escamas mientras cantaba en voz baja.
El caballero permaneció inmóvil. La luna se puso, las estrellas perdieron intensidad y el horizonte empezó a iluminarse por el este. Entonces la piel que cubría al joven comenzó a agrietarse y por último se desprendió, de modo que el noble surgió de nuevo puro e intacto.
Fue a dar las gracias al hada reina, pero antes de que pudiera hablar, ésta se desvaneció en la luz de la mañana, regresando invisible a su reino subterráneo.
Reinos Fantásticos: Hadas y Elfos.
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