Ilusiones


"No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don.
Busca los problemas porque necesitas sus dones."

"Justifica tus limitaciones y ciertamente las tendras"

Richard Bach - Ilusiones

jueves, 8 de octubre de 2015

EL CAFÉ VARELA Y ALGO MÁS...



Uno de los cafés más antiguos de Madrid que ha vuelto a resurgir. Se tienen noticias de él desde 1883, fecha en la que se inauguró la bodega Sótano H, situada en el mismo edificio (calle Preciados, 37) y que tenía su entrada por la calle Veneras, 6, a la vuelta de la esquina con Preciados.


Interior del café, no hay fotos mejores
 del antiguo café
Estos establecimientos se harían muy famosos y conocidos en Madrid, eran lugares donde se servían comidas desde la diez de la mañana a las dos de la madrugada, corderos asados, judías y callos..., a dos reales la ración, a veces tenían comedores independientes.


El Sótano H y el café Valera coexistieron hasta que en 1896 después de una gran remodelación del sótano y primer piso del edificio y cuya obra duró más de dos años, se inauguró el gran café Varela con amplios ventanales a las dos calles mencionadas (Preciados y Veneras).



Este café fue uno de los más conocidos de Madrid durante finales del siglo XIX y XX. Por sus mesas pasaron los más variados e ilustres personajes de la época y de la sociedad madrileña. En sus concurridas tertulias se podía encontrar a León Felipe, los hermanos Machado, Miguel de Unamuno, Pío Baroja o Emilio Carrere, entre otros muchos, que se daban allí cita en agradables tertulias, donde se concebían grandes y bellas ideas al olor de una buena taza de café. 


Portada de ABC del cierre del café Varela
Aunque como suele ocurrir y por desgracia sigue ocurriendo con otros muchos cafés de la capital, la historia de este antiguo y emblemático café, terminó el día 15 de mayo de 1959, en que cerró sus puertas para siempre o eso parecía...


En el año 2001, después de la remodelación de todo el edificio, convirtiéndolo en lo que hoy es el Hotel Preciados, se inauguró el nuevo Café Varela, que ocupa la planta baja de dicho edificio, en la calle Preciados esquina con la Plaza de Santo Domingo.





Se ha hecho muy conocido; por su buena comida y buen trato; aunque no guarda mucha similitud con el antiguo, quedando sólo referencias de este y una antigua placa en homenaje a Emilio Carrere, que los poetas españoles le dedicaron en 1952.







Madrid era un piropo...

Un reloj que hay en Palacio ha caminado al revés,
Y marca un día de mayo de mil novecientos seis.
Al conjunto de sus bronces, bellas estampas veréis:
toda la sal de la villa y de la corte…, el clavel,
la pimienta y el perfume de un Madrid que ya se fue,
cuando el Prado olía a nardos y a albahacas el Lavapiés,
y en la mantilla envolvía su majeza y su altivez;
el Madrid que era un piropo…, cuando las bodas del Rey.
Por un embrujo poético caminó el tiempo al revés,
y está parado el reloj en una estampa de ayer.

Sobre el Palacio de Oriente brilla un remoto lucero;
pasan –marfiles y nácares– las carrozas de respeto,
seis postillones de oro sobre seis caballos negros,
y, dentro del coche, un lirio desmayado en terciopelo:
la Reina novia, con sangre en el traje y en el velo.
En la plazuela de Oriente forman su ronda de espectros
Estatuas desnarigadas de los Reyes de otros tiempos,
y a un compás de Marchas Reales vienen los alabarderos,
bordados de plata y oro los candiles del sombrero,
largas perillas románticas en rostros caballerescos,
y perfumadas de mayo las blancas capas al viento.

 “¿Dónde vas, Alfonso XII; dónde vas, triste de ti?”

Las fuentes del jardincillo glosan el romance así:

“Voy en busca de Mercedes, que ayer tarde no la vi”

Vieja plazuela de Oriente de nuestra niñez feliz,
Sonora de campanillas del cochecito infantil;
en los jardines hay novias con vestidos carmesí,
lazos de seda en el pelo y cara de jazmín,
mientras en la “rueda” las niñas cantan así:

“Cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid”

Desde el Alcázar de Oriente se ve toda la ciudad;
Canta el reloj de San Justo, responde la Catedral,
Las espadañas monjiles suenan con voz de cristal.
¡Diálogos de torre a torre hablando de eternidad!
Junto a la estampa romántica chisporrotea la sal
de los lienzos del sainete. Tipos que no existen ya…
Trasnochadores de Fornos con un nardo en el ojal,
La Susana, con mantón; de hongo y de capa Julián.

Casas de “Tócame Roque” con patios de vecindad,
en donde La Revoltosa lució su cuerpo juncal,
que les puso la florista en la calle de Alcalá.
Y el callejero organillo, chulón y sentimental,
que de la “cuarta de Apolo” las glorias cantando va.
Frescas albahacas de Chueca, clavellinas de Chapí,
que perfumaron la trama del madrileño tapiz.

Evocación popular -salero y ajonjolí-
y viñeta palatina de mustias flores de lis.
¡Luz de la Puerta del Sol, geranios de Chamberí!
Muchachas en los balcones, cada balcón un jardín,
cuando iban a la parada, garbeando el talle gentil,
coraceros escarlata y húsares azul turquí.

¡Cuando las bodas del Rey, era un piropo Madrid!

                                                                               Emilio Carrere


Algunos de los lugares mencionados :


Entrada del Nuevo Café Varela
en la calle Preciados esquina a Plaza de Santo Domingo

Una de las decoraciones del nuevo Café Varela.


Placa homenaje a Emilio Carrere
que aún se conserva del antiguo Café Varela

Plaza de Oriente en la actualiad frente a Palacio

Paseo de estatuas de antiguos reyes,
Plaza de Oriente frente a Palacio



 Catedral Santa María la Real de la Almudena






Antiguo Café Fornos en la calle Alcalá esquina con Virgen de los Peligros.
















La esquina de Alcalá con Virgen de los Peligros en la actualidad.












Antiguo "Teatro Apolo" y edificio en la actualidad





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