Ilusiones


"No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don.
Busca los problemas porque necesitas sus dones."

"Justifica tus limitaciones y ciertamente las tendras"

Richard Bach - Ilusiones

sábado, 13 de febrero de 2016

POSTALES DE AMOR





  "Tu alma y la mía tienen los mismos ardores. 
   Que un tierno beso una nuestros corazones"

"Contra mi corazón      
El tuyo se acurruca     
Y la amada felicidad    
Por fin nos une"       


Dos mensajes de amor entre tantos otros que acompañan un género floreciente a partir de 1900: "La tarjeta postal de amor". Aunque son fórmulas que pueden parecer torpes, sirven para traducir los sentimientos de los enamorados aún menos hábiles, estos estereotipos del discurso amoroso se imponen en las clases populares occidentales pese a la diversidad de culturas.


Lucien ama a Marie Louise, que le corresponde.
Otto suspira por Eva. John languidece por Maggie. 


Pero ¿cómo expresar el uno al otro, con palabras lisonjeras, estos sentimientos que aceleran los latidos de los corazones? En París, en Berlín o en Londres, en las ciudades o en los pueblos, la turbación es la misma cuando llega el momento de declararse. Corresponde al hombre, claro está, dar el primer paso. Son raras las enamoradas capaces de escribir cartas. ¿Hablar de amor?. Eso es ir demasiado deprisa. El galanteo epistolar debe respetar las etapas, como indica la tradición amorosa. El enamorado, a menudo tímido, no da prisas a su enamorada y, cuando está separado de ellas, las tarjetas postales, con sus diferentes actitudes, mensajes, colores, le permiten graduar su discurso, que puede ser objeto de las miradas de todos. 


En primer lugar, tarjetas postales para señalar un interés que no pide más que aumentar gracias a una cita, luego otro género de mensajes para declarar un amor ardiente y, por qué no, una petición de matrimonio. Las palabras expresan esta progresión, y refuerzan las actitudes de los personajes y los símbolos que los rodean, las flores, por ejemplo, con su sentido codificado. "Piensa en mi" en el caso del pensamiento, o "No me olvides" en el de la raspilla (nomeolvides).


¿Por qué dar semejante rodeo cuando los caminos de la seducción se recorrían antaño sin otra ayuda que las fiestas populares y la imaginación individual? Tres fenómenos se conjugan en este principio de siglo que pueden explicar el desarrollo de las tarjetas postales que representan enamorados: la utilización cada vez mayor de la dicha tarjeta como instrumento de comunicación, la urbanización del mundo occidental y su corolario, la disminución de las fiestas tradicionales que proporcionaban ocasiones de encuentros entre los jóvenes.


Del grabado galante a las tarjetas postales.

La tarjeta postal ilustrada nace en Austria en 1869. Enseguida se propaga en toda Europa. En Francia, La Exposición Universal, que se celebra en París en 1900, y lego la I Guerra Mundial aceleran el fuerte desarrollo (que se acompaña de una producción menos "pudorosa", más "pícara", difundida a escondidas). A principios de siglo aparecen las primeras tarjetas de amor, adornadas o no con algunos versos. Antes de difundirse por Europa y en Estados Unidos, parece que el género se manifiesta principalmente en Francia.


Hércules y Ónfale de Boucher
Nada sorprendente en un país que se jacta de su superioridad sobre el resto del mundo en cuestiones amorosas y que también ha perpetuado la tradición libertina de los cuadros de Boucher o de Frangonard hasta los grabados galantes frecuentes en los interiores burgueses del siglo XIX. Sin embargo, estas tarjetas se difundieron por millones de ejemplares en países cuya tradición amorosa e iconográfica difiere sensiblemente, como la Inglaterra postvictoriana, los puritanos Estados Unidos o incluso Alemania. Adaptadas a la sensibilidad y a las tradiciones locales, dan cuenta sin duda de la diversidad del estado de las costumbres antes que comience la estandarización paulatina y progresiva de los comportamientos en Occidente.


Una imagen ideal del amor y de la pareja


El éxodo rural llega entonces a toda Europa. Las fiestas, como las del mes de mayo o de San Juan, no son las mismas en la ciudad. A partir de ahora, en los medios populares los encuentros se hacen a través de amigos o de colegas, sobre todo en el baile, y las parejas se forman sin que se hayan frecuentado desde la infancia. Por placer, cada uno puede además jugar con la ilusión. Así, el personaje vestido con "canotier" y traje completo de las tarjetas postales es la imagen que el enamorado desea dar de sí mismo a la joven codiciada, que se siente adulada ante esta representación de la pareja.


Al igual que él, ella no se atrevería a exhibirse en la "verdadera vida" como se proyecta en las tarjetas postales, pero puede soñar ante las posturas recatadas y codificadas: falsa timidez, sonrisa incitadora, expresiones semisoñadoras o semipícaras, todas ellas imágenes que permanecen dentro de los límites de la corrección de la época, a pesar de algunos besos castos que se representan.




He aquí a los enamorados transformados en héroes elegantes de los tiempos modernos, cuando pasan sus sentimientos por las palabras de amor de las novelas folletinescas (la literatura popular se desarrolla al mismo tiempo que progresa la instrucción) o las de las imágenes de las películas mudas. En las tarjetas postales, un hombre joven y una muchacha, bien vestidos y bien peinados, se miran y se sonríen. Ofrecen a las miradas la inclinación de su cabeza, su ligero contoneo que traduce el abandono a su tierno sentimiento. Su carácter arquetípico, lejos de ser nocivo para el mensaje, lo refuerza. Esto ocurre porque no tiene nada en común con aquellos cuyas palabras dulces transmiten, pues pertenecen a un mundo irreal, que extraen también del mundo del amor. Pueden parecer monótonas y sin importancia; pese a la cantidad de tarjetas enviadas, los temas y las figuras varían poco, así como las imágenes y las frases que pretenden ser poéticas. En la realidad, los enamorados no disponen de las palabras necesarias para hablar de amor, y menos aún para escribir. El mensaje escrito suple su dominio insuficiente de la lengua, de la escritura y de la ortografía. Recurriendo a un lenguaje que no es el suyo y que les parece rebuscado, tomando prestada por un instante la imagen estereotipada de los personajes, superan su timidez y adquieren un poco de confianza en sí mismo sin traicionar sus sentimientos.


Las tarjetas postales de amor subsistieron hasta los años setenta y luego fueron sustituidas en algunos países por las del día de San Valentín, celabrado el 14 de febrero, tradición anglosajona que en el transcurso del siglo se va extendiendo en el mundo occidental.















4 comentarios:

  1. Una entrega muy romántica, colorida, bien ilustrada y más que propicia.

    Un beso grande, Mafar!

    Fer

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    1. Me llaman mucho la atención y me gustan esas postales, algunas muy ingenuas sobre todo para esta época. Me alegra que te haya gustas. Gracias.

      Un besazo también para ti Fer!

      Mafar.

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  2. Me ha encantado saber de estar tarjetas y su evolución , mas tarde es estas última tengo yo algunas mas modernas. Un abrazo me ha costado encontrar tu blog Antonia

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    1. Gracias Maria del Carmen, me alegro de que te guste. Hay lindas postales y es lindo recibirlas sean los tiempos que sean!!

      No entendí muy bien lo de encontrar el blog...

      Besoss Mafar

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