El Madrid de los Austrias pasó de ser un lugar manchego famoso por la abundancia y pureza de sus aguas y la hermosura de los bosques que lo rodeaban, a ser una incómoda ciudad de aguas públicas escasas y malas (las buenas y abundantes se reservaron para la Corte, los nobles y los conventos) y con unos alrededores sin vegetación, pues las talas para construcción de viviendas o calentarlas acabaron con los árboles. Sólo quedaron las zonas reservadas para el placer de los reyes, o sea en la Casa de Campo y el Retiro.
La Villa había crecido y pasó de unos 15.000 habitantes a más de 100.000 que ocupaban casas de pobre aspecto, a causa de la escasez de piedra, pues había que recorrer cincuenta kilómetros desde las canteras. Eran pues, con paredes de tierra o de ladrillo.
La mayoría eran las llamadas "a la malicia", por haberla en la construcción. Constaban éstas de una sola planta a la calle, pero con inclinado tejado, que permitía dos plantas en la fachada que daba al huerto interior. La razón estaba en la Regalía de Aposento por la que se imponía la obligación de ceder uno para alojamiento de los componentes de la Corte. Un documento del siglo XVII registra 1.400 casas de aposento y 5.436 a la malicia.
El Alcázar (donde hoy está el Palacio Real) no era más que un conjunto de edificaciones adosadas, de las que algunas procedían del tiempo de los moros. Escaseaba la piedra y abundada la madera por lo que ardió fácilmente en 1734.
El Palacio del Buen Retiro carecía de solidez, por haber sido edificado en tres años con materiales ligeros y baratos. La suntuosidad se confiaba a las pinturas y a los tapices que han llegado hasta nuestros días.
Palacio del Marqués de Santa Cruz. Viso del Marqués, Ciudad Real |
La Nobleza tampoco edificaba palacios. Prefería hacerlo en la capital de sus posesiones. La explicación nos la dio el marqués de Santa Cruz "que hizo un palacio en El Viso, porque pudo y porque quiso".
La Iglesia tampoco tuvo iniciativas. No había Obispo que necesitara un gran templo donde instalar su cátedra. Las Ordenes Religiosas tenían su cabecera en la cercana Toledo y en Madrid sólo edificaban cuando personas piadosas u ostentosas les daban dinero suficiente. Algunas veces éstas pertenecían a la Familia Real.
No existían entonces las Embajadas permanentes, excepto la Nunciatura. Los embajadores se instalaban en edificios alquilados o cedidos por amigos y parientes.
Tampoco tenían importancia los centros de enseñanza o los de recreo. No había Universidad y los teatros públicos sólo eran dos. Recibían el nombre de corrales y eso habían sido antes de acondicionarlos.
El Madrid de 1500 tenía una cerca con honores de muralla a trozos que comenzaba y terminaba en el Alcázar. En ella existían diferentes puertas como la Puerta de Santo Domingo y el Postigo de San Martín, la Puerta del Sol, la Puerta de Antón Martín o Vallecas, la Puerta de La Latina, la Puerta de Moros y la Puerta de la Vega.
En 1700 el muro solamente tenía fines policiales y fiscales y se le fueron añadiendo entradas y portillos como: Puerta de San Vicente, Puerta de Fuencarral, Portillo del Conde, Puerta de Recoletos, Portillo de Embajadores, Puerta de Alcalá, Puerta de Toledo y Puerta de Segovia, entre otras. Los portillos se utilizaban para paso de peatones que a través de los años se fueron convirtiendo en grandes paseos que más tarde tomaron el nombre de bulevares.
El Alcázar, en el que había muerto Enrique IV, terminó su actividad bélica después de la Guerra de las Comunidades, de la que hoy en día algunos de los nombres de sus combatientes todavía resuenan, como Juan Bravo, Padilla y Maldonado que forman parte de los nombres de las calles de Madrid.
La sangre de los Padilla, Bravo y Maldonado que corren por vuestras
venas y el ardimiento de que guardan memoria estos pueblos de las
comunidades, garantizan el éxito de nuestras aspiraciones y deseos.
El edificio necesitaba una buena reconstrucción, pues el rey había decidido que fuera residencia de la Familia Real. Felipe II mandó al arquitecto Luis de la Vega, construir nuevas habitaciones y aposentos que darían a la Plaza de la Armería y que debían ser terminados en junio de 1561 fecha en que tenía pensado trasladar su corte a la Villa.
Las obras continuaron durante muchos años, incluso ya en la época de Felipe IV, teniendo diferentes arquitectos como, Juan de Toledo, Juan de Herrera, Francisco de Mora y Alonso de Covarrubias entre otros.
En 1656 el Alcázar tenía cuatro torres y dos patios centrales que más tarde se convertirían en uno solo, La Capilla Real y varios jardines conocidos como el de los Emperadores, del Rey y de la Reina. Las mejores habitaciones daban al sur, donde se encontraban el Salón de los Espejos, Salón Dorado o Sala de Comedia, la Galería del Mediodía y la Pieza del Rubí.
Palacio de los Consejos |
En el solar donde hoy se ha alzado la Catedral estaban en los siglos que nos ocupan varias casas de la nobleza. La iglesia de Santa María de la Almudena se alzaba entonces frente al Palacio del duque de Uceda, construido a principios del siglo XVII y adquirido por el Estado en 1747 para sede de los Consejos, hoy lo ocupa el Consejo de Estado y la Capitanía General.
No existían entonces ni la calle Bailén, ni la Plaza de Oriente, siendo muy diferente el trazado, iglesias, conventos y caserones de la nobleza se repartían el terreno. Mencionemos la parroquia de San Juan, el convento de San Gil y el palacio de los Principes de Eboli.
A la espalda del Palacio de Uceda estuvo el Estudio de la Villa del que fue alumno Miguel de Cervantes. La plazoleta de la Cruz Verde por colocarse en ella la gran cruz que se usaba en los Autos de Fe. en la calle de Segovia, que lleva al puente construido por Juan de Herrera en tiempos de Felipe II, estaba la casa del Pastor. Junto a ella se extiende la Morería de la que salieron en el siglo VII los moriscos expulsados.
En la plaza de la Paja aún se conservaba el Palacio de los Lasso de Castilla, luego de los duques del Infantado y derribado en el siglo XIX. Una galería atravesaba la calle y llevaba a la iglesia de San Andrés, en la que se inauguró el 15 de mayo de 1669 una suntuosa capilla (incendiada en 1936) dedicada a guardar el cuerpo de San Isidro. Había sido trasladado en 1535 a la magnifica del Obispo, venturosamente conservada hoy.
Capilla del Obispo |
Esta capilla del Obispo Gutierre de Vargas Carvajal fue construida para enterramiento de la famosa y rica familia de los Vargas. A ella perteneció Iván de Vargas, el amo de San Isidro. A esta familia adquirió Felipe II la extensa Casa de Campo. También de los Vargas fue el cercano palacio, dedicado muchos años a Nunciatura y hoy al Vicariato General Castrense.
Existían también en estos siglos en los que estamos, varias posadas en la zona de las Cavas, que han llegado hasta nuestros días, como son entre otras la posada del Peine, la posada de la Villa hoy reconvertida en restaurante, la posada del León de Oro hoy hotel exclusivo y bar-restaurante y la posada del Dragón.
En la calle Sacramento fueron construidas en tiempo de los Austrias varias e importantes casas. Destaca entre ellas la llamada de Cisneros, por la familia del Cardenal. En ella sufrió prisión y tormento el desdichado Antonio Pérez. El actual convento de las Bernardas que fue fundado por el duque de Uceda en el siglo XVII.
El mercado de San Miguel ocupa el solar de la iglesia parroquial de San Miguel de los Octoes, edificada en tiempos de Felipe II y destruida por un incendio en 1790, reconstruido y años después totalmente reformando llegando hasta nuestros días, siglo XXI.
Próximos a esta parroquia estaban varios palacios, entre ellos el de los condes de Barajas y de Miranda, pero nada queda de ellos. Si subsiste el convento de las monjas jerónimas del Corpus Christi conocido por las Carboneras. Fue fundado por la condesa del Castellar a principios del siglo XVII.
En la cercana plaza de la Villa se conservan las Casas Consistoriales, construidas también en el siglo XVII. La más antigua es la Casa de los Lujanes, en la que se dice que estuvo preso Francisco I de Francia.
En la calle Mayor estuvieron la casa en que nació Lope de Vega y aquella en la que murió Calderón de la Barca.
Os dejo algunas imágenes de lugares mencionados que se conservan en la actualidad :
Puerta de San Vicente y Estación de Príncipe Pío |
Salida de los Reyes de Palacio |
Fachada del Palacio Real con vistas a los Jardines Sabatini |
Diferentes salones del Palacio Real:
Capilla Real |
Salón del Trono |
Salón de la Corona |
Vista de la Calle Bailén A vuestra izquierda el Palacio Real y a la derecha la Plaza de Oriente |
Plaza de Oriente frente a Palacio |
Otro ángulo de la Plaza de Oriente al fondo el Teatro Real |
Iglesia de San Andrés |
Casa del Pastor El escudo es lo único que se conserva de la antigua casa |
Calle Segovia al fondo el Viaducto |
El Viaducto a la derecha "Las Vistillas" |
Catedral castrense de las Fuerzas Armadas (Iglesia del Sacramento) |
Calle Sacramento |
Mercado de San Miguel sobre 1920 |
Mercado de San Miguel en la actualidad |
Mercado de San Miguel después de la restauración Está abierto de noche porque también tiene lugares en los que se puede comer y tomar copas |
Casa de Cisneros en la Plaza de la Villa |
Corredor volado que une la Casa de Cisneros con la de la Villa sobre una muy corta calle Madrid |
Plaza de la Villa |
Casa y Torre Lujanes en la Plaza de la Villa |
Placa conmemorativa en la Calle Mayor |
Casa de Calderón de la Barca - reconstruida con placa conmemorativa. |
Espero que os haya gustado este recorrido por algunos lugares de mi ciudad.
Un precioso recorrido por Madrid, yo siempre he estado de paso, para coger aviones, ir al médico o a una boda, pero nunca he conocido la ciudad a fondo, y sé que es una maravilla.
ResponderEliminarUn beso enorme
Si, tiene bellos y curiosos lugares y algunos llenos de historia.
EliminarGracias Chari ;)! Besossss