Si nos dejaran
caminar por las cornisas de la vida
sin temer a la aventura inesperada,
sin andar buscando siempre una salida.
Si nos dejaran
perfumarnos con la rosa de los vientos
y aferrados a la cruz de un barrilete
elevar al infinito los intentos.
Si nos dejaran
simplemente decidir nuestro destino,
y que sirvieran solamente las espadas
para no dejar en paz a los molinos.
Si nos dejaran
exilarnos de los ritos y las formas
y encontrarnos en el centro del asombro
con el vuelo magistral de una paloma.
Pero un rayo de anti-luz nos amenaza,
como un mágico pastor, nos arredila
nos convence poco a poco, nos enlaza
y al final, como corderos nos esquila.
Si nos dejaran
algún día respirar el aire puro
y beber el agua clara de la fuente
y esperar sin hipotecas el futuro.
Si nos dejaran
despegar alguna vez las etiquetas,
que saltaran por los aires la arrogancia,
las envidias, privilegios y caretas.
Si nos dejaran
por inútil desterrar la prepotencia,
que ocupara su lugar, sin condiciones,
si es que vive todavía, la inocencia.
Porque el rayo de anti-luz sigue presente,
tan presente que se ha vuelto imprescindible;
manipula las costumbres de la gente,
convirtiendo lo posible en imposible.
Si nos dejaran
los que tienen en sus manos "la manija",
honorables salvadores de la Patria...
traficantes... caraduras... sabandijas...
Si nos dejaran
abrir las puertas de par en par,
para intentar sencillamente vivir.
Alberto Cortez
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